sábado, 13 de septiembre de 2008

Aguafuerte bahiense: El pasillo

Este es un trabajo realizado por una de mis alumnas el año pasado a partir de la lectura de las aguafuertes de Roberto Arlt. Es interesante, porque además de aprehender el estilo de las aguafuertes, Belén viene de otra localidad y resulta revelador lo que captó de nuestra identidad bahiense.
Las pocas veces que visito el centro bahiense me pregunto si la gente va caminando por un pasillo tan pero tan angosto que continuamente me chocan y logro sentir sus hombros y brazos avalanzarse sobre mí. ¿Será que las paredes de cada uno no los dejan ver a su alrededor?, o ¿Será que nadie quiere darse cuenta de lo que hay alrededor?
Tal vez la gente cree que en su pasillo no pasa nadie más que ellos mismos, o que nadie más pasa por la vida. Tal vez estén apurados, pero ¿ni siquiera hay tiempo para pedir perdón? Uno, al principio se queda esperando una mirada que transmita eso pero raras veces la recibe.
Cada uno tiene su mirada y pensamiento, este es el mío, tal vez un poco extremo porque vengo de lo opuesto, y ese gran cambio ayuda a mi irritación e impotencia producida por esta costumbre tan horrenda.
Hay sí, una certeza que se divisa desde lejos: el reflejo que deja la sociedad sobre cada uno de sus pobladores y a la vez cómo cada uno de sus pobladores influye en la masa bahiense mientras tanto, yo y muchos más vamos a seguir respondiendo con puteadas, a lo bajo aunque sea, a esta costumbre

Belén Forchetti