domingo, 22 de enero de 2012

"The innkeepers" o cómo los fantasmas pueden seguir asustando


Por el solo hecho de tener este hermosísimo afiche retro, deberíamos ver esta película, pero abajo trato de argumentar un poquito más (desde el fanatismo, claro, porque fue una peli que me encantó).



¿Cómo hacer una película sobre fantasmas original y entretenida cuando parece que el género ya ha experimentado con todas las posibilidades? Ti West propone una respuesta interesante con “The innkeepers”. Si ya se mostró todo y más en este género, armemos una película de fantasma en donde mostremos poco y nada. No a la manera rebuscada de “Actividad paranormal” con sus filmaciones de cámaras de seguridad tipo YouTube. En “The innkeepers”, Ti West propone una historia de terror clásica (hotel viejo y maldecido, habitaciones vacías, ruidos inexplicables, aficionados cazafantasmas tratando de encontrar pruebas) en donde el eje está en el suspenso y el manejo de la tensión sin recurrir a los lugares comunes (música machacosa, efectos de sonido, digitalización de Play Station). Acá hay una película con buenos actores que construyen papeles creíbles (por lo menos de la pareja de protagonistas). Acá los personajes reaccionan como cualquier tipo que se cruzara en su vida con un par de fantasmas. Acá no hay héroes, ni especialistas que se animan a todo. Acá cuando ven a un fantasma corren y gritan como quinceañera acosada, sufren ataques de asma y renuncian cuando la cosa se pone extraña.
¿Es una excelente película “The innkeepers”? No, pero en comparación con lo que se viene haciendo dentro del género, con las imitaciones en serie de los estereotipos japoneses, con una industria que ante un éxito menor lo repite hasta el hartazgo (nuevamente, “Actividad paranormal”), la película de Ti West se presenta como una alternativa original, entretenida y que fundamentalmente no menosprecia al espectador y le pide algo más que comer pochoclos. La peli pide paciencia (la primera aparición se da luego de los cuarenta minutos), pide y logra empatía con los protagonistas (un nerd tecnológico y una insegura – hermosísima – veinteañera) y, fundamentalmente, pide que nos olvidemos de una manera de narrar agotada y aburrida. Ejemplo: una de las primeras escenas reproduce uno de esos videos de internet, en donde una cámara filma una imagen estática que logra nuestra atención para asustar con una aparición repentina en primer plano, casi como si el director dijera: “de esto no vas a encontrar en esta peli”. Este principio puede relacionarse con la escena final: una imagen estática de una habitación del hotel, que se extiende y nos hace sospechar un susto inminente. Sin embargo, Ti West le da un giro inesperado, frío quizás, pero que funciona como cierre de una declaración de principios que parece ser esta peli: para asustar no se necesitan efectos especiales vistosos y rebuscados, alcanza con un buen guion e impecables actuaciones.

Nota al pie: por increíble que parezca (bueno, pasaron más de 25 años, es esperable si no te hiciste ninguna cirugía) la actriz que hace de médium es Kelly McGillis, sex-symbol ochentoso que nos quemó la cabeza en “Top Gun” y que tiene un mérito que no es menor: ser la única amish sexy de la historia del cine ("Testigo en peligro" de Peter Weir, con Harrison Ford). Verla en la peli es como ver a Demi Moore sin tuneado.

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