jueves, 8 de diciembre de 2011

Prólogo a "Umbrales" de Andrés Montenegro

Palabras preliminares para el primer libro de relatos del amigo Andrés Montenegro. Colección impecable de relatos que vale la pena procurarse. Salió a través de la editorial "Rigor Mortis".

De ecos y monstruos

Una vez – recuerdo o fantasía de la memoria no lo sé – vaciaron un cuarto de mi casa para pintarlo. Movieron una mesa enorme, incómoda herencia familiar, sacaron cortinas, un par de cuadros y varias bibliotecas. El cuarto era uno de estos espacios indefinidos de las casas viejas, que se comprar para arreglar pero que se demoran y terminan transformándose en híbridos de la arquitectura. Este cuarto era una especie de biblioteca, living y heladera. Era también el lugar de mi fascinación diurna y de mis terrores nocturnos, ya que siempre me mandaban a la hora de la cena a buscar algo a esta heladera monstruosa, de cuerpo desmesurado y manija voluminosa. De noche una carrera desesperada me obligaba a ir prendiendo luces a través del pasillo, con manotazos inútiles que sospechaban la acechanza de los monstruos en cada rincón oscuro, hasta alcanzar la heladera y volver en carrera más desesperada aún, ahora apagando luces, sintiendo el vapor caliente de seres deformes que buscaban cazarme del cuello, hasta alcanzar el comedor y respirar en la tranquilidad de la estereotipada seguridad de la cena en familia. Pero esta habitación, de día era también el lugar de una fascinación que todavía perdura: los libros. En esta habitación, repartidos en dos bibliotecas y en cajas de cartón estaba el acervo literario de mi familia. Una colección heterogénea que iba desde Poe hasta las revistas Selecciones, desde Corin Tellado hasta un Cortázar de bolsillo, amarillo y húmedo. Y ahí yo pasaba el día, raramente leyendo, siempre jugando. La cuestión es que un día la vaciaron porque había que pintarla. Esa mañana desperté y entré al cuarto vacío. Las paredes eran verdes, un verde chillón y pastoso, una pintura de tiza que manchaba los dedos y que mi mamá quería tapar cuanto antes. Entré y dije “hola” y la voz rebotó contra las paredes, se agrandó y ahuecó. Mi papá me miró y descubrió mi sorpresa. “Son las voces de los libros que han quedado atrapadas en las paredes” dijo con voz lúgubre y seguramente se habrá puesto a recitar ese poema de Bécquer sobre lo solo que se quedan los muertos, recurso habitual de mi viejo para generar pánico en los niños.

Pero no sentí miedo, para eso estaba la noche, sino la certeza de una verdad revelada: los libros tienen voz y, sobre todo, eco. Un eco que resuena mucho más de lo que lo escuchamos.

Anécdota-excusa para presentar a Andrés: un cazador de ecos, si se me permite esta mitología un poco romántica (acá también debe estar Bécquer dando vueltas). Porque los relatos de Andrés son cuentos que resuenan en nuestra memoria literaria, que nos obligan a sorprendernos y girar buscando la pared en donde se construyó este eco que leemos. Parece que cada relato nos pidiera, como uno de esos juegos de la infancia en aquella habitación con libros, que adivináramos quién es el que se oculta en estas páginas. No como un ardid de pretenciosa erudición, sino como una invitación al juego, a la charla de amigos, al cruce de libros en la memoria.

Pero el juego de los ecos no termina ahí. En sus historias podemos reconocer rasgos, sonreír cómplices frente a la alusión literaria y sorprendernos con la vuelta de tuerca inesperada, que lleva al original a un nuevo espacio, un ámbito inesperado que nos deja descolocados. Igual que en los juegos de la infancia que rápida e injustificadamente cambian los roles y las reglas, descubrimos en la lectura una voz disfrazada de eco, una voz que nos cuenta un mundo propio, en donde los ecos se vuelven el canto mágico del demiurgo creando un mundo nuevo, distinto. Andrés es también un escritor de libros. Sus cuentos son como anotaciones de lecturas afiebradas e intensas que obligan a llenar los márgenes, y que de una manera afortunada han ganado independencia y saltando a la página en blanco se hacen relato, sin olvidar su origen.

Creo que Borges habló de esta cuestión maldita de los prólogos. Una demora pocas veces justificada, culposamente salteada por algunos, impunemente obviada por otros. No quiero extenderme en una presentación que solo será el eco apagado de lo que ustedes vivirán al leer los relatos que siguen. Solo pido que me permitan, antes de dejarlos con Andrés, un comentario lúgubre de esos que impone mi tradición familiar: si hay ecos como en aquella habitación de mi infancia en las horas del día, cuidado, porque los textos de Andrés también cambian con la noche. Hay un pasillo oscuro que Andrés se anima a recorrer, un camino de monstruos, mucho más reales que los de la imaginación y, con seguridad, mucho más terroríficos. Ecos terribles de mundos conocidos que debemos animarnos a enfrentar.

En este juego de la presentación, ya he cumplido mi rol. La puerta esta abierta, ¿quién va entrar a la habitación?

2 comentarios:

Lupa Sívori dijo...

Hola! Yo estuve en esa presentación!! (soy conocido de Andrés). De hecho me compré el libro... es bastante interesante, y tu prólogo me gustó muchísimo.

¿Como se llama tu libro editado? ¿De qué trata?

Te invito a darte una vuelta por mi blog de literatura, para comentar, sugerir y opinar!!

Mi última nota fue sobre una de las novelas más emblemáticas de la ciencia ficción.

Link: http://on.fb.me/XqiFpl

Saludos!

Luciano // http://www.viajarleyendo451.blogspot.com.ar/

Emiliano Vuela dijo...

Hola (aunque tendría que empezar con un "mil disculpas"), Luciano.
Como habrás notado, tengo muy abandonado el blog. Recién hoy, en un tiempo robado al trabajo, estoy respondiéndote casi un año después de tu comentario. Mil disculpas recargadas.
Gracias por entrar, leer y comentar. Mi libro se llama "Bahías", es una selección de cuentos organizados por los tres nombres de las bahías de estos pagos: Bahía Verde, Bahía Falsa y Bahía Blanca. Lamentable y felizmente, mi libro está agotado y es el deseo que pronto se re-edite.
Voy a entrar a visitar tu blog y comentar algo, sin dudas. Por lo pronto, espero que este mensaje tuyo sea el envión para seguir metiéndole al blog.
Abrazos.